Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea que hagas de mí, te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre. Te confío mi vida, te la doy con todo el amor de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme a tí, ponerme en tus manos, sin limitación, sin medida,
con una confianza infinita, porque tú eres mi Padre.
Charles de Focauld
Sólo Dios puede llenar y satisfacer mi corazón. (M. Alberta) |
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