viernes, 12 de diciembre de 2014

ADVIENTO: vivir detrás de camaras

Hoy me acerco a San José... Siempre me ha llamado la atención su vida silenciosa y callada. Es la figura que me enseña la importancia del trabajo bien hecho pero sin ruido y para mi, apasionada por el teatro, me emociona verle actuando detrás dd cámaras... Allí en donde TODO es importante para que los protagonistas tengan éxito en su función. Sí, san Joaé hoy me enseña a vivir lo pequeño y escondido. 

martes, 9 de diciembre de 2014

ADVIENTO: Dios bajando a nuestra realidad

Y ahora le toca el turno al Asno, que cerquita del buey, también contempla, asombrado, el misterio del amor... Me encontré la narración así que aquí la dejo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

ADVIENTO: escuchar al Buey

Shhhhhh, ahora me toca callar para escuchar al buey de Belén pues tiene mucho que enseñarme, me hará descubrir que cuando Jesús llega mis miserias se iluminan, mis errores saltan a la vista para que no los deje pasar y todo a mi alrededor necesita ser transformado... habla buey, qué quieres decirme? Ya, ya te escucho y esta vez con palabras de Giovanni Papini:

¿Quién habrá dado a esos tipos el derecho a invadir mi casa? Es la primera vez que los veo. Esa joven no es la mujer del guardián, y ese viejo no es el boyero. Y, sin embargo, están haciendo de dueños y hasta han ocupado el pesebre destinado a mi heno. ¿Qué señorío es éste?

¿Qué habrán puesto dentro del pesebre?
¡Vaya! Ahora lo veo. Es un hijo de mujer, ¡un hombre apenas nacido! Pero ¡qué diferente es de todos los demás! En mi vida he visto una criatura parecida. No llora, como hacen los niños, no duerme, no gime, no grita. Tiene los ojos abiertos, grandes, serenos como el cielo de abril. No parece un niño de verdad, sino una aparición, un pequeño Dios que por equivocación ha ido a parar en medio de la hierba seca...
Nunca me había dado cuenta de lo oscuro y sucio que es este establo. Me avergüenzo de no tener un sitio más bello, más digno de él. Descubro las telas de araña que antes no había visto; las maderas carcomidas; las losas del suelo todas húmedas, todas negras.
¿Cómo es posible que un ser tan milagroso haya escogido esta mugrienta cabaña para venir al mundo?
De él emana un resplandor caliente, una luminiscencia amorosa que atraviesa todas las cosas y hace bien al corazón. Los hombres no son así ni cuando nacen. Los hombres son duros, burdos, crueles, tristes...
Ahora sonríe y parece que quisiera hablar. Se ha dado cuenta de que lo miro y parece darme las gracias. No tiene miedo de mí. Casi diría que me quiere y que me quisiera consolar. En ninguna mirada humana he descubierto nunca una expresión igual.
Ya soy viejo y he trabajado durante tantos años que mis pobres huesos están cansados. Pero por él haría gustoso cualquier cosa: llevar a cuestas una montaña, arar todos los campos de Judea.
¿Qué podría hacer por él? ¿De qué manera demostrarle mi reconocimiento? ¿Calentarlo con mi aliento? Pero ¿seré digno yo, animal de yugo, de acercarme a ese cuerpecillo que reluce?

viernes, 5 de diciembre de 2014

ADVIENTO: ponernos de cabeza

 Sigo con nuestros animales y esta vez lo hago con una reflexión de  infocatolica:
... Estos dos animales ponen tu mundo cabeza abajo. Tú crees que eres el centro del universo. Lo demuestras cada día viviendo para ti mismo, poniendo a todos y a todo a tu servicio, buscando que todos te sirvan, que te consideren , que te den gloria. Pero la mula y el buey, tozudos como todas las mulas y todos los bueyes, te dicen que el centro del mundo no eres tú, sino ese Niño que está entre ellos. No importa cuántas veces vuelvas a intentar ser el centro de tu mundo: ellos siempre estarán allí recordándote que estás equivocado.
“Te manifestarás en medio de dos animales”, anunció el profeta Habacuc (Hab 3,2), y así se cumple hoy en ti: el sentido de la vida se te manifiesta entre dos animales, el Señor de tu historia entre una mula y un buey.

Que no te engañe el aspecto apacible del belén de tu casa o de tu parroquia. La palabra profética hecha figurilla de barro en la mula y el buey es terrible. Porque es terrible el contraste que señala Isaías entre el pueblo de Dios, que no reconoce su venida, y la mula y el buey, que, a pesar de ser solamente animales, conocen a su señor y reconocen el pesebre de su dueño. Como toda palabra profética, se refiere a ti y a tu vida. Tú eres parte del nuevo pueblo de Dios: ¿Reconoces su venida? ¿Estos días navideños están centrados para ti en Jesucristo o vuelan por las preocupaciones de regalos, cenas, uvas y fiestas? Si vives esta Navidad como la vive un pagano, hasta la mula y el buey se levantarán contra ti para acusarte, porque ellos reconocen el pesebre de su Señor y tú eres incapaz de hacerlo.

Los dos animales son también, como te diría San Francisco de Asís, una palabra de pobreza para ti. ¿Cuál es su misión en el nacimiento de Cristo? Calentar un poco aquel pesebre con su aliento y el calor de su cuerpo. Algo que está al alcance de hasta el más pobre de los pobres. ¿Qué te pide a ti Cristo hoy? ¿Grandes cosas? Eres incapaz de hacer grandes cosas. ¿Riquezas que cambien el mundo? Apenas llegas a fin de mes. ¿Sabiduría y erudición? A menudo, de tu boca salen más bien rebuznos o mugidos. Entonces, ¿qué quiere Dios de ti? Lo que quiere, en primer lugar y ante todo, es que te dejes querer por ese Niño y aprendas así a amarle a Él. Alégrate de formar parte de su familia, que es la Iglesia. Dios no quiere quitarte nada, te quiere a ti. Disfruta, pues, de “la generosidad de Jesucristo, que siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos con su riqueza” (2Co 8,9). Ya habrá tiempo, si Dios quiere, para que hagas grandes cosas.

Finalmente, como en una meditación ignaciana, la mula y el buey te muestran el camino de la contemplación. Desde que se puso el belén, los dos animales no hacen otra cosa que mirar al Niño, junto con María y José. Para eso es el nacimiento: para que mires al Niño, para que pases tiempo y tiempo contemplando a Dios hecho carne por ti, para que le digas mil palabras de cariño, para que estés ahí, junto a él. Leí una vez que San Josemaría compró una imagen de Niño Jesús de tamaño natural, para que, en Navidad, sus sacerdotes se la fueran pasando y tuvieran al niño en brazos durante unos momentos, contemplándolo, diciéndole cosas y simplemente queriéndolo. La mula y el buey no tienen nada mejor que hacer estos días. Y tú tampoco.

Tomado de http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1301021013-aprende-de-la-mula-y-el-buey

jueves, 4 de diciembre de 2014

ADVIENTO: ofrecer lo que somos

Después de estos días con el pastor tenía que elegir al siguiente personaje que me acompañaría pero me encontraba en la misma situación primera: A quién elegir? y lo sorprendente fue que no los elegí, fueron ellos los que esta noche me eligieron a mi...

Quizás porque me miraban con unos ojos grandes, quizás porque sin ser protagonistas fueron los protectores del Protagonistas...

Sea como hay sido, aquí están, se los presento: Don Buey y Doña Mula:


Son interesantes estos personajes porque la verdad no aparecen en ningún relato de los evangelios pero se ha mantenido presentes en el pesebre desde que se armó el primer nacimiento. La razón? me atrevo a decir que, demás de por un motivo teológico, su presencia quiere recordarnos que siempre, SIEMPRE podemos dar de lo que somos.








martes, 2 de diciembre de 2014

ADVIENTO: tiempo para dejarse sorprender

Hoy, a dos mil años de distancia, me acerco un poco más a los pastores y puedo percibir sus deseos escondidos, sus dudas y temores... Me acerco pues quiero preguntar unas cuantas cosas... Sí, aquella mujer de allí puede responderme (y de hecho lo hará con palabras de AnaG, una de mis estudiantes)...

Amiga, quién eres?
Soy una pastora que estará presente en el nacimiento de Jesús.
Qué fue lo que viviste ?
Viví el nacimiento del Mesías Salvador, recuerdo el momento de su nacimiento, tan humilde que nadie se imaginaría que sería el Rey de Reyes, en un pesebre, en Belén, rodeado de animales, con su madre María, la Inmaculada y su padre José. Recibieron la humilde visita de tres sabios que llevaron ofrendas al Niño por su nacimiento, recuerdo claramente que aquella noche, una estrella los alumbraba para llegar al lugar indicado, los Reyes magos les llamaban. Llevaron oro, incienso y mirra. Muy humildes llegaron al encuentro del Señor.
Pero... qué piensas de momento?
Es una de las cosas más hermosas que he vivido, quién diría que ese Niño al que visité al nacer, después de unos años sería el Salvador, el que daría la vida por todos nosotros.  Recordar la humildad con la que nació y con la que siempre vivió, es lo mejor que me ha pasado... Me encontré con Él!!!. 
En el momento en el que estábamos en el portal de Belén adorándolo, todo era perfecto, era como si toda la luz llegara al mundo, una belleza sorprendente. Sin duda es lo más hermoso que me ha pasado.



lunes, 1 de diciembre de 2014

Estar Vigilantes...


Estar vigilantes, tener el corazón abierto... Dios se manifiesta cuando quiere, se vale de cualquier cosa, cualquier palabra, cualquier situación... contemplo la escena... Los pastores, medio dormidos, medio despiertos.. Pero allí, con su rebaño, cumpliendo con su trabajo, cuidando lo que se les había confiado... Y allí Dios dice lo que tiene que decir: hoy nace El Salvador... Hoy, cada día...  

 
LUCAS 2
Nacimiento de Jesús
1 Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo.
2 Este primer censo fue hecho siendo Quirinio gobernador de Siria.
3 Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo.
4 Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David.
5 Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta.
6 Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz.

Los ángeles y los pastores

7 Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón.
8 Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas.
9 De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo.
10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos:
11 Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
12 Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo.»
13 En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:
14 «¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!»
15 Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: —Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
16 Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo.
17 Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño,
18 y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.
19 María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente.